Hace justo ahora nueve años, al caer la tarde del 23 de abril de 2003, tres jóvenes aljucereños hacíamos algo que no podíamos llegar a pensar entonces el alcance que iba a tener.
En casa de uno de mis compañeros, firmábamos el acta fundacional de la Asociación Juvenil Villa de Aljucer, algo que en aquel momento era todo ilusión e ideas, y que hoy podemos decir con orgullo que es realidad y costancia.
Al filo de los 18 años, con muchas ganas pero poca colaboración entonces, afrontábamos un proyecto que dio la vuelta a los tópicos que sobre los jóvenes siempre se manejan.
Los jóvenes de AJVA (que unas siglas pueden ser muy bonitas pero sin gente detrás no son nada) han demostrado con el paso de los años que es de lo mejor que tiene este pueblo.
Han sabido demostrar que podían usar, como cualquier otro grupo, unas infraestructuras públicas sin ningún miedo a su deterioro. Han sabido gestionar ayudas públicas para fomentar la participación, la educación y la cultura del pueblo (y del municipio y la región). Han dinamizado la actividad cultural, participando en Carnavales y fiestas, pero también promoviendo exposiciones y publicaciones. Han colaborado con todos aquellos grupos, centros y asociaciones que han querido realizar proyectos conjuntos: desde el Colegio, hasta la última asociación con voluntad de estrechar lazos. Han defendido su pueblo y su patrimonio como nadie, llegando hasta las últimas consecuencias, ya sea delante de una excavadora o en un juzgado.
Y lo más grande, han formado un grupo que se ha demostrado capaz de realizar cualquier proyecto que se les pusiera por delante. Y como son cientos, casi diría miles, las actividades hechas durante estos años, me voy a quedar con una, no se si llamarla la más importante, pero si puedo decir la que con más dedicación, esfuerzo e ilusión han trabajado más jóvenes en estos años: el taller de teatro de los últimos meses.
La representación "Jesús, el Nazareno", que hizo vibrar a casi tres centenares de personas el pasado Lunes Santo, ha sido el punto culminante de un trabajo de medio año, con treinta jóvenes de Aljucer, pero también de otros pueblos y municipios, que mano a mano han demostrado una vez más lo que valen.
Eso es AJVA. Unos cuantos jóvenes comprometidos, que valen mucho, y que siguen dispuestos a trabajar por otros jóvenes, por los aljucereños, y por todo lo que les rodea.
La dichosa crisis no puede ser la excusa para dejar de lado al importante tejido asociativo juvenil de nuestra región, que lleva sufriendo desde 2010 una injustificable dejadez de la administración regional, y desde 2007 los tan dañinos retrasos de más de un año en la colaboración municipal.
La participación juvenil, un valor protegido por la Constitución, junto al derecho de asociación, también consagrado por nuestra Carta Magna, es un importante activo de nuestra tierra, y su promoción no es un gasto, sino una inversión que revierte en la sociedad de forma exponencial, porque el desinteresado trabajo de tantos y tantos jóvenes, en los más diversos ámbitos, no tiene precio.
Y el de los jóvenes de AJVA, menos todavía. Gracias a todos.
La participación juvenil, un valor protegido por la Constitución, junto al derecho de asociación, también consagrado por nuestra Carta Magna, es un importante activo de nuestra tierra, y su promoción no es un gasto, sino una inversión que revierte en la sociedad de forma exponencial, porque el desinteresado trabajo de tantos y tantos jóvenes, en los más diversos ámbitos, no tiene precio.
Y el de los jóvenes de AJVA, menos todavía. Gracias a todos.
Los años, siempre pasando...
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